Cosas: Tan lejos, tan cerca

¿Es posible dar la vuelta al mundo y no ver ni una sola ciudad? ¿Se puede pasar por los cinco continentes y no atracar ni en un solo puerto? ¿Es posible estar 108 días hablando con sólo una persona? Sí, sí y sí. Es lo que han hecho el catalán Albert Bargués y la bretona Servane Escoffier, quintos clasificados de la ‘Barcelona World Race’, la vuelta al mundo sin escalas y con dos tripulantes. Ellos dos han estado cerca y lejos de todo, para decirlo de una manera más o menos gráfica. Sigue mi obsesión por la dualidad, quizás contagiado por Valery.

Dicen que en esta vida es bueno marcarse objetivos, aunque no hay que perder la vida en ello. Hay que disfrutar el ‘ahora’, es verdad, pero tener una idea de hacia donde queremos ir es justo y casi necesario. Albert Bargués, al que entrevisté el jueves, montado en su barco, soñaba con hacer la vuelta al mundo desde hacía veinte años. Ya lo ha conseguido, aunque es consciente que, al hacerla sin escalas, ha perdido la oportunidad de conocer otros países y otras gentes, que siempre es interesante. Tiempo tendrá.

Pero este post va más allá del bueno de Albert Bargués, que es un encanto. El objetivo es reflexionar sobre las dificultades de la vida. Él ha hecho este viaje porque ha querido. Nadie le ha obligado. Pero han sido 108 días sin salir de su diminuto barco. 108 días cocinando con un pequeño camping gas unos cuantos alimentos liofilizados. 108 días durmiendo en una hamaca, duchándose en la cubierta, sin lujos ni comodidades. 108 días conviviendo con una chica que había conocido cuatro meses antes.

Seguro que Albert y Servane, que hablaban en francés, han tenido sus más y sus menos a lo largo de tanto tiempo. Es inevitable. Pero uno y otro, de edades y culturas diferentes, vencieron sus miedos y fantasmas, que seguro que los tenían, y llevaron su sueño a buen puerto... y nunca mejor dicho hablando de barcos. Si ellos han logrado dar la vuelta al mundo, ¿Por qué a veces nos cuesta tanto dar cuatro pasos? ¿Por qué ir hasta la esquina puede resultar un largo y duro viaje? ¿Por qué a veces desconfiamos de personas cercanas e incluso de nosotros mismos?

Por suerte, también hay una vida diferente a la que nos muestran algunos programas de televisión que, movidos por las audiencias, sólo nos enseñan enfrentamientos personales. Gracias Albert por demostrar que, con ganas y respeto, todo es posible.