Paranoia 68: Sueño contigo

Estoy poseído por Morfeo. El Dios del Sueño viene a visitarme cada noche y me hace compañía. Noches de pasión o de tortura, noches en las que nada de lo que veo me es desconocido. Noches que dan paso a un nuevo día, antes de que vuelva a hacerse de noche. Todo es cíclico, todo es relativo. Hay veces que mis sueños son un simple repaso del día; en otras mezclo personajes y escenarios que nunca antes habían cohabitado juntos. ¿Qué es ficción y qué es realidad? Es aquella delgada línea que separa lo que vivimos de lo que soñamos, la misma delgada línea que, un día, nos lleva de la vida de la muerte. ¿Por qué soñamos lo que soñamos? Millones de teorías, ninguna exacta. Yo sueño a diario y, la verdad, es que me encanta.

Sueño dormido y sueño despierto, cuando decido viajar al interior de mi mente. Allí lucho con mis dudas, con mis miedos, con mis pasiones, con todo aquello que... ¿Quizás me quita el sueño? Nunca. Los problemas me quitan el sueño cuando estoy despierto, porque de noche siempre duermo. Duermo y sueño cuando duermo. Sueño, sin dormir, cuando estoy despierto. Y es que sin sueños, durmiendo y despierto, la vida no tiene sentido. Sueños de soñar; sueños de objetivos... ¡Que a veces pueden llegar a ser los mismos! Siempre es interesante marcarse metas, pero nunca hay que obsesionarse con cumplirlas rápidamente. Todo llega a su tiempo, todo...

Sueño con soñar. Sueño despierto. Sueño en la cama. Sueño escribiendo. Sueño con la vida. ¿Qué sueño? Que la vida es corta y el tiempo efímero. Cada día y cada noche... sueño contigo.