Desaparecer para volver a empezar

Con ‘My blueberry nights’, Wong Kar-Wai ha aprobado con nota su debut cinematográfico en inglés. Después de regalarnos películas como ‘Happy Together’ (1997) o ‘In the mood for love’ (2000), el cineasta de Hong Kong ha rodado otra obra preciosa y preciosista, todavía sin dejarse impregnar demasiado por el cine comercial.

Estéticamente, la película es brillante. Es Intimista, hipnótica, llena de silencios, y de planos maravillosos, muchos a través de ventanas y cristales. Imágenes a cámara lenta y, sobre todo, una banda sonora excepcional. La escena final es tan fantástica que, por sí sola, vale la película entera. Wong Kar-Wai nos explica la historia de Elisabeth (Norah Jones), una chica que cruza los Estados Unidos para olvidar al hombre que le ha dejado y encontrarse a sí misma.

La cantante Norah Jones no hace un mal papel, pero creo que podría haberle dado un poco más profundidad al personaje. El resto, con Jude Law a la cabeza, están más que correctos. Jeremy es el responsable del bar al que la chica va a comer, cada noche, un pedazo de tarta de arándanos con helado. De aquí el título de la película. Aunque lo que busca Elisabeth es conversación.

Si tengo que elegir a un actor me quedo con David Strathairn ('Buenas noches y buena suerte', 2005), que da vida a Arnie, el policía borracho que no puede olvidar a su mujer. A Sue Lynne la interpreta magistralmente Rachel Weisz, toda sensualidad.

El otro papel destacado de la película es Leslie, una guapa y atrevida jugadora de póker. Le da vida Natalie Portman. La sigo desde 1994, cuando debuto al lado de Jean Reno en ‘León (El profesional’). Otra película muy recomendable.

ADICTO A STIEG LARSSON

Hoy he acabado 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina', el segundo libro de la trilogía 'Milenium', escrita por el sueco Stieg Larsson. He devorado sus 749 páginas en sólo diez días. Es igual o incluso mejor que 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. En el 2009 aparecerá el libro definitivo: 'La reina del palacio de la corriente de aire'.

En 'La chica' volvemos a encontranos con el periodista Mikael Blomkvist y con Lisbeth Salander. Blomkvist tiene entre manos un reportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución de mujeres procedentes del Este. Lisbeth está en el Caribe estudiando matemáticas... ¡y los ordenadores de otros! Si hay que encontrarle algún 'problema' al libro (para mí no lo es) es que los últimos capítulos ya rozan la ciencia ficción. Enredos de 'familia' y espectáculo al ciento por ciento. ¡¡¡Quiero leer el tercero!!!

Besos y abrazos a todas y a todos.