Cosas: La nieve no me detuvo

¡He sobrevivido a Andorra, el país de los Pirineos! Y eso que mi llegada fue digna de los tebeos de Pepe Gotera y Otilio. Fue el viernes, a eso de las nueve de la noche, en plena nevada, evidentemente. Y como que uno es de mar, como ya he dejado claro en más de una ocasión, desconozco los peligros que acechan en las carreteras de montaña. Ya en la parroquia de La Massana, que es donde viven mis amigos, me disponía a encarar la fuerte curva que conduce a su casa. Vi dos coches parados, no le di importancia, apreté el acelerador y pensé… ¡hacia arriba! Menudo susto me pegué cuando el coche se me quedó clavado en la nieve. No podía ir ni para delante ni para atrás. Y, por si fuera poco, dejé la calle completamente cortada. Es decir: o me movía yo o no se movía absolutamente nadie. Así que…

Los conductores de los dos coches de detrás, que eran lugareños, salieron en mi auxilio. Se acercaron a mi vehículo, miraron las ruedas, dieron un golpecito en la ventanilla (para que la bajara, claro está) y me dijeron: “No llevas ruedas de contacto. Es imposible que subas por aquí. Mejor será que des marcha atrás, con dos puntos de freno de mano, y vigiles mucho. Si se te escapa el coche, te vas a la barandilla o contra nosotros”. Menuda presión. Les pregunté si podían sacarlo ellos, pero no coló. Así que intenté hacerlo yo. El problema es que no podía bajar el freno de mano, que estaba encallado. Saqué la funda que lo protege, apreté con todas mis fuerzas y, al final, pude sacarlo. El freno y el coche, que se quedó todo el fin de semana en un párking, para que no se resfriara. Al módico precio de ¡50 euros!

¿Cómo fue el resto del fin de semana? Pues perfecto. Buena compañía, que es lo más importante, buena comida, dormí como un lirón careto, hice algunas compras (irse de Andorra sin cargar es casi imposible) y pasé casi un día entero en la nieve, concretamente en la estación de Pal. No esquié, para evitar males mayores (mi contrato de trabajo me prohibe hacer deportes de riesgo), pero me lo pasé en grande. Acabé tumbado en la nieve, como puede verse en la foto. Hacía un día muy bonito y lo aproveché al máximo. Aún hubiera sido mejor si me hubiera encontrado a Mili aunque, como no sé qué cara hace, tampoco la habría reconocido. Ja ja ja. Espero volver pronto, muy pronto.