
Es una película del año 2007, pero
‘Paranoid Park’ no se estrenó hasta ayer viernes. Es una verdadera lástima, pero creo que pasará bastante desapercibida. Para mí es una pequeña obra de arte. Está dirigida por
Gus Van Sant y, según ha explicado él mismo, es su particular visión de
‘crimen y castigo’. Es minimalista hasta en su duración: 85 minutos justitos.
Formalmente, ‘Paranoid Park’ es un auténtico puzzle, con saltos hacia delante y hacia atrás, incluso repitiendo escenas, las más importantes. Lo hace con la intención de ir aportando datos, poquito a poco, a la historia de
Alex. Es un formato similar al de
‘Elephant’ (2003), película con la que el director de
Louisville nos dio su particular visión de los asesinatos de
Colombine.
Alex (
Gabe Nevins) es un adolescente aficionado al skateboard que, sin quererlo, se ve envuelto en algo terrible que cambiará su vida para siempre. Van Sant logra meternos en la cabeza de este chico, que corre el riesgo de hundirse, y podemos saber cómo piensa. La escena de la ducha, larguísima, es de lo mejor que he visto en tiempo. Piensa, analiza, duda, maldice, llora, se tambalea… ¿Qué he hecho para merecer esto?
Es una película íntima y personal, con escenas muy plásticas. El protagonista sufre pero, aunque parezca un contrasentido, la obra respira paz y tranquilidad. Van Sant lo logra gracias a su cuidadísima estética. Primerísimos primeros planos, miradas que hablan por sí solas, miradas que nos cuentan más cosas que las propias palabras. Y luego está la música, de diversos estilos, con Ludwig Van Beethoven, Nino Rota y Elliott Smith incluídos. El envoltorio perfecto.
En ‘Paranoid Park’ también podemos disfrutar de imágenes grabadas en un espectacular super 8 granulado de los skaters entrenando. Imágenes a cámara lenta con las que nos queda muy claro que, para ellos, este deporte es una filosofía de vida. Van Sant, director de películas de la calidad de
'Mi nombre es Harvey Milk' (2008),
'Todo por un sueño' (1995) o
'Drugstore cowboy' (1989) ha vuelto a acertar. Para mí es un 8 sobre 10.
¿HACEMOS UNA PORNO?
Kevin Smith es un tío simpático.
‘¿Hacemos una porno?’ (2008), no es una maravilla, pero me he reído bastante. Está más cerca de la discreta
‘Una chica de Jersey’ (2004) que de
‘Clerks’(1994), su opera prima. Con
‘Clerks II’ (2006) parecía que remontaba el vuelo, pero sigue sin encontrar del todo ese humor hilarante y malintencionado de sus primeros títulos.
Lo mejor de ‘¿Hacemos una porno? es su pareja protagonista: el gordito
Zack (
Seth Rogen) y
Miri (
Elisabeth Banks), bautizada como
‘bragas de abuela’ . Tanto Rogen como Banks son dos actores que han participado en un sinfín de películas tontas, como
‘Virgen a los 40’ (2005), en la que coincidieron los dos.
Zack y Miri se conocieron en el instituto y, desde entonces, siguen compartiendo piso. Se acercan a los 30 años y no hay nada entre ellos, más allá de una larga amistad y mucho respeto. Están de deudas hasta el cuello y, para intentar sanear su maltrecha economía, deciden rodar una película porno. Después de pegar un polvo (porque no puedo llamarlo de otra manera)... ¿Cambiará todo? ¿Empezará una bonita historia de amor?
Además del papel de los dos protagonistas hay que destacar la gran actuación de
Jason Mewes, uno de los fijos de Smith. Es, por ejemplo, el Jay de
‘Jay y Bob el silencioso contraatacan’ (2001). Sin su habitual gorra, con el pelo corto, tatuado y desnudo hace un papel espectacular.
Smith se ha permitido el lujo de contar con uno de los grandes mitos del cine X. Me refiero a
Traci Lords, que grabó todas sus películas pornográficas (más de veinte) siendo menor de edad. En la actualidad, tiene 41 años. A Lords la acompaña otra estrella del porno,
Katie Morgan que, a sus 29 años, sigue al pie del cañón. Yo le pondría 6 sobre 10.
Besos y abrazos a todas y a todos.