
Lo mejor de ‘Micmacs’, de Jean-Pierre Jeunet, es su barroca puesta en escena. A nivel argumental, la película sólo aguanta media hora. Es una mezcla entre ‘Amélie’ (2001) y ‘Delicatessen’ (1991). Me da la sensación de que el francés empieza a abusar de ‘su’ ambiente circense, lleno de trastos y autómatas. Todo parece un tanto sucio, ya visto…
El personaje principal de ‘Micmacs’ es Bazil, interpretado por un más que correcto Danny Boon ('Bienvenidos al Norte', 2008). Igual que en su día Amélie, es sensible, aniñado y surrealista. La culpa es una ‘bala perdida’ que un día entró en su cabeza y que los médicos, para no correr riesgos innecesarios, dejaron allí. Después de vagar un tiempo por las calles, una familia muy varipointa decide adoptarlo y hacerle la vida más fácil.
Julie Ferrier, que hace de contorsionista, y Dominique Pinon, de hombre bala, son algunos de los personajes de esta historia casi de tebeo, simpática, reiterativa y con un marcado mensaje político. Esta es la séptima vez que Pinon trabaja a las órdenes de Jeunet. La ‘chica de goma’, que es el nombre al que atiende la contorsionista, se siente atraída por Bazil. Su relación da pie a una de las grandes frases de la película: “Mi madre me dijo que desconfiara de las mujeres retorcidas”.
Bazil quiere vengarse del fabricante de la bala que tiene en la cabeza y del que suministró la mina antipersona que mató a su padre, cuando él todavía era un niño. Las dos empresas están una delante de la otra, con sus propietarios rivalizando en todo. El plan de Bazil es enfrentarlos al máximo, para que ellos solos acaben eliminándose. Con esta película, Jeunet hace una crítica sin paliativos a la indústria armamentística y a todo lo que la rodea.
'MISSING (UNA INVESTIGACIÓN)'

En ‘Missing’, Fuguet nos habla de los éxitos y de las derrotas de los sudamericanos que se fugan a los Estados Unidos. El escritor se centra en su tío, Carlos Fuguet, que un día se esfumó al ‘país de las oportunidades’ sin dejar rastro. En los últimos 30 años no ha dado señales de vida. Lo más sorprendende es que tampoco nadie lo ha buscado. Ahora es Albert quien hace un viaje físico y moral de Santiago de Chile a Estados Unidos. Quiere localizarlo y escribir un libro sobre él. Es su asignatura pendiente.
La novela, si puede llamarse así, es divertida y triste a la vez. Vargas Llosa la definió como “posmoderna y audaz”. La verdad es que esta road movie 'interior' y exterior se lee francamente bien. Está muy bien escrita y con unas cuantas referencias cinematográficas. El mismo Fuguet ha dirigido un par de películas, entre las que destaca ‘Se arrienda’ (2005).
Mientras leía marqué estos dos párrafos, el segundo de la supuesta ‘confesión’ de Carlos, después de que su sobrino lo encuentre. Por cierto, los dos hacen referencia a la familia, de la que se habla mucho, y no precisamente bien, a lo largo del libro:
“Los que se quieren matar, porque perderse como lo hizo tu tío es una suerte de suicidio social si es que no se mató y punto, lo van a hacer sí o sí. Que un amigo o familiar intervenga o destenga una decisión tan personal es una falacia. A lo más retrasan una decisión. La decisión final, la decisión real, la toma la persona. Y la decisión más dura, la más valiente es no hacerlo”.
“Una familia te ata,
te vigila,
opina
te obliga incluso a pedir permiso,
si te matas, sufrirán,
si vas preso, sufrirán
si no tienes hijos, sufrirán,
las familias no saben otra cosa que sufrir,
es la manera que tienen para de vez en cuando
parar la angustia y creer que son felices”.
Buena semana a todas y a todos.