Paranioia 68: 'Maremoto' de agua mansa

“Malos tiempos para la lírica”, cantaban los 'Golpes bajos'... ¡Pero hay que seguir intentán-dolo! Eso es lo que le dije yo a Valery, después de leer su sentida carta . En ese momento, ella viajaba sin rumbo, arrastrada por un torbellino de dudas sentimentales. Volver con Matt, aliarse conmigo (a todo o nada, cómo yo le había pedido) o vivir al día, sin importarle dónde o hasta cuándo. Demasiadas dudas, incluso para un personaje que es literario... o no.

El de Valery era un amor tan incontestable como indefinido; tan humano como animal; a veces inocente como un recién nacido; a veces maligno como un tumor. Pero ella ha visto la luz. Ha tenido una revelación: quiere centrarse y que yo me centre con ella. Como predica la filosofía del yoga, hay que 'eliminar' caminos secundarios para entregarse en cuerpo y alma al principal. No sólo en el amor, en todas y cada una de las facetas de la vida.

Valery asegura que no es oportuno tomar decisiones cuando el agua está movida y turbia. Hay que esperarse que se calme y se aclare. Es la única manera de ver qué se esconde en el fondo. Ahora su maremoto interno se ha transformado en una balsa de agua mansa y desalinizada. Podría ser un oasis en medio de nuestro desierto amoroso, pero quiero apoyarme en sus palmeras y beber de su agua clara y cristalina.

Las agujas de nuestro reloj vital marcan confianza. En el amor hay que vivir el presente y no hacer planes a largo plazo. Disfrutar de las pequeñas cosas que nos regala la vida y hacer camino... sin prisas, pero sin pausa. Valery lo ve así. Yo también.