Cosas: Caos televisivo en directo

Es mi turno. Me toca presentar la sección de Deportes del programa en el que trabajo, como cada día. ¡Pero no me acuerdo de NADA! Miro hacia la mesa y está totalmente vacía. No hay ni una triste hoja, ni un texto, NADA que me devuelva la memoria, que me sirva para orientarme y saber qué hago yo sentado en el plató. Miro al ‘prompter', el aparato en el que podemos leer las noticias que hemos escrito, y en él sólo veo las informaciones del día anterior. Me dicen desde la ‘Régie’ que tampoco pueden enseñar imágenes. No funciona nada. Estoy solo ante el peligro.

No sé qué decir pero, además, hoy tampoco voy bien vestido. La americana me viene grande. Tanto que una de las maquilladoras (sí, maquilladora) la está cosiendo en directo, para intentar ceñirla, arrodillada detrás de la silla. Estoy callado y casi inmóvil, por los tirones que me está dando Cristina. ¿Por qué se encarga Cristina y no una persona de vestuario? ¿Por qué me arreglan la prenda en directo? Quiero desaparecer. Voy a salir en todos los programas de zapping. De ésta ya no me levanto, por mucho que pasen los años.

Pi pi pi, pi pi pi... pi pi pi... Suena el despertador. Son las cinco de la mañana. Me toca ir a trabajar. Por suerte sólo era un sueño... ¿Premonitorio? Pues no. He presentado como cualquier otro día, sin ataques amnésicos y con una de mis americanas, a la medida. Bufff... lo he pasado fatal. Esto sí que es una pesadilla. Lo de Freddy Kruger es juego de niños.