
El medio idilio que tuvo Marilyn Monroe con Colin Clark me tiene sin cuidado. Lo que aprecio de 'My week with Marilyn' es la capacidad de su director, Simon Curtis, y de la actriz Michelle Williams para intentar llegar al corazón de la actriz norteamericana, uno de los grandes símbolos sexuales de todos los tiempos. Ya hace cincuenta años que falleció y sigue hablándose muchísimo de ella. No me sorprende.
Salí del cine con ganas de saber más cosas sobre el mito de Marilyn Monroe que, si hacemos caso de la película, tuvo que vivir una terrible lucha interior. Ella no podía ser las veinticuatro horas del día la mujer exuberante que enamoraba a todos y cada uno de los hombres y mujeres que la veían en el cine. Parece ser que la Marilyn actriz y Norma Jeane -su nombre real- eran más diferentes de lo que la gente creía. Suele pasar.
La interpretación de Williams ('Mamut', 2009) es de las que no se olvidan, de Oscar, con el permiso de Meryl Streep, premiada esta madrugada. Su 'tentación rubia' es perfecta; y más teniendo en cuenta que, físicamente, no era fácil ponerse a la altura de uno de los grandes mitos de la historia del cine. La escena en la que ensaya un baile mientras espera al principe es sensacional. Su Mariliyn es guapa, sensual, sexy, triste e infeliz. Se siente insegura, poco querida, y necesita un sinfín de acólitos que le suban el ego, como su profesora de interpretación, que siempre iba con ella.
INSATISFECHA CON ELLA MISMA

'My week with Marilyn' es de esas películas que te hacen amar el cine: sencilla, directa, cercana y muy bien interpretada. ¿Que se nutre de una anécdota más bien sencilla? Pues muy bien. Del gran plantel de actores secundarios me quedo con la grandísima Judi Dench ('J. Edgar', 2011) y con Julia Ormond, que da vida a Vivien Leigh, también actriz y esposa de Olivier.
También tiene un pequeño papel Emma Watson, la Hermione Granger de la saga Harry Potter, que crece a ritmo de magia... a la vez que pierde parte de su encanto. Aquí es una de las pretendientes de Colin. También trabaja en el rodaje. En definitiva, que salí muy contento del cine. ¿De eso se trata, no?
'LA INVENCIÓN DE HUGO'

Lo del niño huérfano que tiene que buscarse la vida sin ninguna ayuda empieza a ser demasiado habitual. En esta película está encarnado por Hugo Cabret (Asa Butterfield), que se dedica a poner en hora los relojes de la estación de trenes de París. Corrían los años 30. Arreglar un autómata -lo único que todavía le une a su padre- es su principal y casi único motivo de vida.
Inesperadamente, Hugo contará con la ayuda de una niña y de su padrasto. Ella es Chloë Moretz, la pequeña asesina de ('Kick-Ass', 2010) y él un circense Ben Kingsley ('Shutter island', 2010) . Es una buena película, sin duda, pero me esperaba un poco más. Por cierto, el punto friki lo pone Sacha Baron Cohen y su ridículo, voluntariamente, supongo, inspector de estación.
'LA COL·LABORADORA' (EMPAR MOLINER)

‘La Col·laboradora’ está publicada por Columna y tiene 317 páginas. De momento, sólo ha salido en catalán, pero la autora ya está ultimando la edición en castellano. A través de los ojos de Rovira, Moliner critica la literatura hecha por encargo: biografías de famosos, libros de autoayuda... obras escritas sin estilo -que caducan con el tiempo- y que tienen el único objetivo de vender unos miles de ejemplares. Son las novelas hechas por ‘negros’, como la misma Rovira. Esta mujer, separada y con una hija de tres años, escribe para vivir, siempre desde el anonimato. Lo bueno es que tiene claro su límite de competencia.
Entre otras cosas, ‘La Col·laboradora’, escrito en primera persona, nos cuenta como Rovira hace un resumen de su vida y de sus actividades para alguien que, hasta el final, no sabemos quién es. Ella está alcoholizada, no sé si decir también que quizás esdemasiado fácil con los hombres y que ha logrado dejar atrás un turbulento pasado atado a las drogas. Casi sin quererlo, Magdalena Rovira se ve inmersa en la elaboración de un libro que quiere rendir homenaje a una de las víctimas del franquismo.
¿Si la obra es autobiográfica? Es la pregunta que hacen a todos los autores. Creo que en parte sí, pero yo a Empar la conozco demasiado. Lo que sí que tengo claro es que es un libro para leer sin prisas, porque es más profundo de lo que puede parecer tras una primera mirada. És ácido, como sus cuentos cortos, y con una dosis de mala leche bastante grande. Hay pasajes que son duros como una patada en el estómago, calibrados, eso sí, con el sempieterno humor negro que le acompaña habitualmente. En definitiva, un libro que hay que leer porque es una de las grandes novedades del momento. ¿Que no soy objetivo? Ya me contareis después de leerlo.
"Diu en Matamala -que sempre sap trobar les imatges justes- que semblo una d'aquelles rosses vestides de texà i amb botes de cowboy de les pel·lícules que són als bars de country de matinada, assegudes als tamborets, bevent cerveses sense got, i que amb la beguda es tornen facilones i esperen que algun camioner les porti a casa. Una d'aquelles rosses que viuen en una caravana i tenen fills de dos homes i sempre acaben tenint problemes".
Twitter: @Jordi_Sanuy
Buena semana a todas y a todos.