Thriller de impacto2007: Seleccionada por España para el Óscar a la mejor película de habla no inglesa / 100 minutos / Terror / Director: Juan Antonio Bayona / Intérpretes: Belén Rueda, Fernando Cayo, Géraldine Chaplin, Roger Príncep, Mabel Rivera, Montserrat Carulla, Andrés Gertrúdix, Edgar Vivar / Laura regresa con su familia al orfanato en el que creció de niña. Su intención es abrir una pequeña residencia para niños discapacitados. Coincidiendo con el cambio de escenario, su hijo empieza a jugar con ‘amigos imaginarios’. Primero no le da importancia, pero Laura se inquieta cada vez más... hasta el punto de llegar a pensar que en la casa hay ‘algo’ que les amenaza. El cine español está en baja forma. Creo que es evidente. La última película que tenía que revitalizarlo, aquí y a nivel internacional, fue
‘Alatriste’ (2006) que, para mí, fue una brutal decepción, en todos los sentidos. ‘El orfanato’ está a años luz de su antecesora. Es una apuesta segura, aunque también es verdad que es muy difícil que acabe triunfando en los Óscars. Si repasamos las últimas ganadoras en la categoría de mejor película de habla no inglesa:
‘La vida de los otros’ (2006), ‘Mar adentro’ (2005) y ‘Las invasiones bárbaras’ (2004) queda claro que la Academía apuesta por títulos más profundos, con más ‘mensaje’, por decirlo de alguna manera.
Quizás es inevitable que se compare ‘El orfanato’ con ‘Los otros’ (2001), de Alejandro Amenábar. Las dos son películas de terror y las dos tienen como escenario una gran casa. Pero ya está. No soy un especialista en películas de este género, pero todas ellas siempre ‘beben’ de las anteriores. En Japón, en Estados Unidos y ahora en España. Y si no que lo pregunten al genial Takashi Miike, que recibió unas cuantas críticas con
‘Llamada perdida’(2003). Tenía demasiados elementos de ‘The Ring’ (2002) y de ‘La Maldición’ (2004). ¿Inevitable?
‘El orfanato’ és la ‘ópera prima’ de Juan Antonio Bayona, que cuenta con el apadrinamiento del mexicano Guillermo del Toro
‘El laberinto del fauno’ (2006). Lo mejor de la película es la interpretación de Belén Rueda, que se ‘come’ al resto de protagonistas; sobretodo a Fernando Cayo, que es el actor que da vida a su marido. Para mí, el personaje de Cayo (‘El penalty má largo del mundo’, 2005) es más bien cómico, igual que el de Montserrat Carulla, con un largo recorrido en las telenovelas catalanas. No están mal ninguno de los dos, pero no me acaban de parecer creíbles.
Capítulo aparte merece Geraldine Chaplin, que ejecuta a la perfección su papel de parapsicóloga, al mando de un equipo totalmente entregado a ella. A partir de hoy, será difícil recordarla en una interpretación diferente a ésta: igual de corta que intensa. También está muy bien Roger Príncep, que hace de Simón, el hijo de Laura, sobre el que recae la primera parte de la película. Después, como no, el personaje de Belén Rueda toma el mando de todo.
Rueda, que también se ha forjado a si misma en la Tele, está fantástica, transmitiendo miedo, desesperación, amor y ternura, todo en su justa medida. Sin caer en la sobreinterpretación, sin excesos, sin intentar copiar a nadie. Su papel no tiene NADA que ver con el de la gran Nicole Kidman en ‘Los otros’. Diderentes épocas, diferentes motivaciones, diferentes miedos... A mí ‘El orfanato’ me ha mantenido alerta hasta el último minuto. No da miedo, es verdad, pero la historia aguanta. Y si se parece a alguna película es más cercana a 'El sexto sentido' (1999) que a cualquier otra.
La historia tiene un ‘doble’ guión; siempre nos da a elegir entre la realidad y la ficción. La acción siempre avanza en dos líneas paralelas, que se fusionan (o no) a gusto del espectador. Todo lo que pasa en la casa puede interpretarse racionalmente y también desde el más allá. Hay quien dice que el guión se cae a trozos, pero no puedo estar de acuerdo. Es verdad que tiene fallos, pero como casi todos. Bayona es un debutante y seguro que mejorará con el tiempo.
Desde un punto de vista visual, la película engancha. Las imágenes de Belén Rueda corriendo por la playa, cámara al hombro, son muy impactantes; como las de la fiesta de recepción a los niños discapacitados, todos con la cara tapada, ataviados con máscaras de animales. La desesperación se masca en el ambiente. A partir de aquí, es verdad que la película cae en algunos tópicos, pero es normal. La acción pide que en la casa haya ruídos y, que yo sepa, éstos no son patrimonio de nadie, como las luces que se encienden y se apagan o las maderas que crujen. Todo esto de lo más normal en una casa antigua, en pleno proceso de rehabilitación.
(El resto del comentario explica partes de la película)Laura es adoptada. Creció en un orfanato. Ahora vuelve allí para intentar ayudar a un grupo de discapacitados. Su hijo también es adoptado y, además, portador del virus del SIDA. Desde que llega a la nueva casa empieza a jugar con ‘amigos imaginarios’. Nadie le cree, hasta que un día desaparece. Lo mejor está aún por llegar. Meses después, su padre está convencido de que hay que dejar de buscar a Simón. En él impera la lógica, igual que en la psicóloga destinada al caso. Laura es más 'espiritual', aunque no sé si ésta es la expresión correcta. No quiere abandonar, quiere encontrar a su hijo como sea; aunque tenga que recurrir a ayudas de personas que creen en fenómenos paranormales.
Cuando Laura era niña, seis de sus compañeros fueron asesinados y enterrados en cal viva por una cuidadora del centro. Ella no se enteró. Ya se había marchado. Precisamente aquí es donde se abre la 'doble vía': Las almas de los pequeños no desacansan. Y quieren jugar. Por eso se llevan a Simón. ¿O optamos por la lógica y Simón se marcha solo? Sea como sea, queda atrapado en un sotano y muere. Esto también es real. Por lo tanto, lo que no sabemos con certeza es si se los llevan los niños (puedes creer en ellos o no; Laura lo acaba haciendo) o si se va solo, cuando ve que ese día sus padres no pueden hacerle demasiado caso. Para mí, las dos premisas son posibles. El guión lo permite.
Al final, Laura también muere (atiborrada de pastillas) y se reencuentra con su hijo y con los amigos de la infancia. Ahora estarán juntos para siempre. Ya nadie los separará. Están muertos, por encima del bien y del mal. ¿Ficción o realidad? Es exactamente igual. Todo es posible.