dimarts, de novembre 07, 2006

Comentario 'Samaritan girl'. Nota: 7


Un viaje a ninguna parte

2004 / Berlín: Mejor Director Ki-Duk Kim / Drama / 95 minutos / Intérpretes: Lee Uhl, Kwak Ji-min, Seo Min-jung / Dos estudiantes descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir dinero para hacer un viaje. Una se encarga de buscar clientes y la otra de acostarse con ellos. De esta manera, ambas se inician en un negocio lucrativo y peligroso.

No tiene ni la profundidad de "Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera" ni la espiritualidad de 'Hierro 3', pero me parece una gran película. Como siempre, Ki-Duk Kim nos presenta personajes extremos, llenos de contradicciones. Como Yeo-Jin, que lleva las cuentas de los 'negocios' de su amiga, pero a la vez está enamorada de ella. Cobra y llora. Le sigue, pero lo hace con el corazón partido. Todo por un viaje a ninguna parte. El padre de Yeo-Jin también tiene muchas dudas y enloquece a medida que avanza la película. El argumento es muy original, como el resto de películas del director coreano, que se aleja de los temas convencionales. En ésta nos habla de la prostitución (que define desde distintos puntos de vista), del amor sincero, del suicidio, de la mafia, de la pedastria, de la venganza y de lo difícil que resulta olvidar el pasado. Visualmente, la película funciona sola gracias a la gran dirección de Ki-Duk Kim, que cuida hasta el último detalle.

(El resto del comentario puede contar partes de la película)

Yeo-Jin, compungida por la muerte de su amiga, intenta un 'viaje iniciático' para lavar su consciencia y purificar el alma de su enamorada. El retrato del padre de familia que se aprovecha de una menor es brutal. Tiene que dar explicaciones delante de su mujer y de sus hijas, en la mesa, a la hora de comer. Ki-Duk Kim nos demuestra que no todo el mundo es lo que aparenta y que las sorpresas, muchas veces desagradables, están al orden del día. Aunque inesperado, el final de la película pone a cada uno en su sitio. El padre de Yeo-Jin, que es policía, se acaba entregando a sus colegas de profesión. A ella la deja en el coche, donde unas horas antes le había enseñado a conducir, como prelúdio de su obligada 'independencia'. Como siempre, el director aprovecha para sembrar algunas dudas con el asesinato de Yeo-Jin por parte de su padre, para después enterrarla. Al final sólo es un sueño, aunque puede considerarse un final alternativo que, personalmente, creo que habría sido mejor.