Comentario: ‘No es país para viejos’ (****)

El mal es inevitable

2007 / 8 nominaciones a los Óscar: Mejor película, director, guión adaptado, actor de reparto (Javier Bardem), fotografía, montaje, sonido y efectos sonoros / 2 Globos de Oro: Mejor guión y mejor actor de reparto (Bardem) / Junta Nacional de críticos de EEUU: Mejor Película / Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película, mejor dirección, mejor guión, mejor actor de reparto (Bardem) / Drama / EEUU / 122 minutos / Director: Joel y Ethan Coen. Intérpretes: Tommy Lee Jones, Javier Bardem, Woody Harrelson, Josh Brolin, Stephen Root, Kelly McDonald / Año 1980. En el estado fronterizo de Texas, un cazador descubre un cargamento de droga y dos millones de dólares en efectivo.

Soy un gran fan de los hermanos Coen. De los de siempre. Todavía recuerdo, como si fuera hoy, el día que ví el estreno de ‘Sangre Fácil’ su ópera prima, en versión original. Era el año 1984. Es una de las películas que han marcado mi vida. Después de una etapa dedicados a la comedia, con ‘Crueldad intolerable’ (2003) y ‘Ladykillers’ (2004), Ethan i Joel Coen vuelven por la puerta grande. ‘No es país para viejos’ es una película contundente, de aquellas que no dejan indiferente a nadie. Aviso para navegantes: es bastante violenta, de la primera a la última escena.

Desde un punto visual, este film de los Coen tiene similitudes con la citada ‘Sangre Fácil’ y con ‘Los tres entierros de Melquíades Estrada’ (2005), dirigida por Tommy Lee Jones. En ‘No es país para viejos’, Lee Jones interpreta a un sheereff desengañado de la vida. Está a punto de retirarse y no entiende nada. Sus antepasados no usaban ni armas, lo arreglaban todo con la palabra, y ahora el mal ya no tiene límites ni barreras. No sabe cómo pararlo. La situación le supera. Me imagino que de aquí sale el título de la película. Los Estados Unidos no son un país adecuado para los viejos, que crecieron bajo unas normas de comportamiento muy diferentes a las actuales. Aunque el mal ha existido siempre, está claro.

No tenía dudas sobre la actuación de Javier Bardem, a quien sigo desde ‘Las edades de Lulú (1990). Es muy fácil apuntarse al carro ganador cuando ya todo el mundo lo venera. Ja ja ja. No sé si su papel de asesino implacable e impecable le dará el Óscar, pero es muy convincente y ya forma parte de la historia del cine. Su, personaje, Anton Chigurh, es el mal personificado, la reencarnación del mismísimo diablo. Da miedo con solo mirarle. En la versión doblada no es Bardem quien pone la voz a su personaje. Lo hace Jordi Boixaderas, un gran actor y traductor catalán, pero no es lo mismo. Cuesta ver a Bardem con una voz que no es la suya.

Cuidado con el final. La película se termina cuando menos te lo esperas, en medio de una reflexión del sheereff, interpretado magistralmente por Tomy Lee Jones. Hay que estar atentos porque si os la perdeis, no hay marcha atrás. ‘No es país para viejos’ se acaba en la primera escena de relax, cuando aprovechas para recuperar el aliento. Es una película de ritmo lento, como la mayoría de las de la factoría Coen, pero no puedes despistarte ni un segundo. Atención, también, con el corto papel de Woody Harrelson, que se encarga de perseguir a Anton.

(El resto del comentario explica partes de la película)

Anton es un asesino con ‘principios’. Cumple todo lo que promete. En ‘No es país para viejos’ tiene que recuperar un maletín lleno de dinero. Un intercambio entre narcotraficantes acaba con una gran masacre. No hay supervivientes. Un vaquero que pasaba casualmente por allí, Llewelyn Moss (Josh Brolin), aprovecha la situación y decide llevárselo. Eso sí, lo hace sin estudiar sus posibles consecuencias. La peor es que Anton Chigurh lo perseguirá hasta el fin del mundo, si es necesario. Brolin, que hacía de sheereff en ‘Planet Terror’ (2007), también hace una gran interpretación. Su personaje entra en un mundo que no conoce y, como era de esperar, acaba con un balazo en la cabeza.

‘No es país para viejos’ es una buena película recomendable al ciento por ciento, aunque me deja un par de dudas. ¿Por qué no vemos el asesinato de Llewelyn Moss? Y la segunda: no me queda claro si el sheeref perdona a Anton Chigurh o no llega a verlo cuando vuelve al escenario del crimen. Yo creo que lo perdona porque el mundo seguiría siendo igual de violento sin él. No sé.

¿Lo mejor? La escena en la que Anton tira una moneda al aire para decidir si mata o perdona la vida al propietario de una gasolinera. El asesino hará servir otra moneda para destornillar la tapa del aire acondicionado de la habitación de un hotel (donde Llewelyn esconde el maletín) y para decidir si también asesina a la mujer de éste. Es la rueda de la fortuna. Ver a Anton caminando con su arma mortal (una gran bombona de aire comprimido) también vale su peso en oro.

Casi al final, el asesino sufre un accidente y le pide una camisa a un chico, a cambio de dinero, para hacerse un cabestrillo con ella. Esta escena es premonitoria de lo que pasará en el futuro. Primero, el chico no quiere que le pague por ella, pero después se queda el billete, manchado de sangre, sin ningún problema. Es más, pasa de rechazarlo a no ompartirlo con el amigo que le acompaña. Anton puede morir, pero el mal seguirá existiendo eternamente.

PREMIO Y DETALLAZO

Aprovecho este post para dar las gracias a Joan y Carolina, del blog Waipueduca, por otorgarme el ‘Premio Número 1 Waipu Fieles Amigos y Comentariastas’. Como ya les he dicho, su reconocimiento pasa, IPSO FACTO, a mi estantería de premios virtual. Me encanta ir añadiendo cositas poquito a poco. Me anima a seguir escribiendo.

En esta estantería también colocaré el “wallpapers” de Jordicine, que me ha regalado mi amigo cibernético JAHR. Se ve que es la última moda. Los usan L y Watari para sus investigaciones en una serie que se llama “Death Note”. Se trata de un manga creado por Tsugumi Oba e ilustrado por Takeshi Obata, que ha dado el salto a la televisión con un éxito tremendo. Para cualquier duda, JAHR es el experto. Muchas gracias por tu detallazo.