El intercambio (hasta de año)

‘El intercambio’ está muy por encima de la media de las películas que se han estrenado últimamente. Clint Eastwood, con un cine muy poderoso, ha vuelto a rodar una historia que, además de tocar la ‘fibra sensible, mantiene la emoción hasta el último minuto, a pesar de durar casi dos horas y media. Estwood no para. El 20 de febrero estrenará 'Gran Torino'.

Los Ángeles. Año 1928. Christine Collins (Angelina Jolie) deja solo en casa a su hijo de 9 años y se va a trabajar. Cuando vuelve ha desaparecido. Cinco meses después la Policía le entrega un niño que no es el suyo. Prácticamente le obligan a quedárselo. A partir de este momento intentará demostrar que le han dado el ‘cambiazo’. Está segura de que no es Walter. Sólo el reverendo Briegleb (John Malkovic) se pondrá de su lado.

Que ‘El intercambio’ esté basado en hechos reales le da prestancia a la película, aunque no es fácil creer que una madre acepte quedarse con un ‘extraño’; por mucho que ‘condicione’ la presencia de los medios de comunicación. Eso y que, en Los Ángeles, una ciudad que se nos presenta como violenta y corrompida, las puertas de las casas estén abiertas, incluso cuando un niño se queda solo.

Si dejamos de lado estas premisas, anecdóticas quizás, la película es brillante, sin convertirse en una obra maestra. Tiene fuerza y las interpretaciones son bastante creíbles, empezando por Jolie (Oscar al mejor papel de reparto por ‘Inocencia interrumpida’, 1999). Malkovich está soberbio, como siempre. Para mí la grata sorpresa es Jeffrey Donovan, que da vida al malvado Capitán J.J. Jones.

Con esta película, Eastwood hace una denuncia despiadada de la Policía de Los Ángeles y del sistema político y judicial. Christine Collins es la única persona que, ayudada por un reverendo y un prestigioso abogado, luchará para intentar cambiar las cosas.

FELIZ 2009 A TODAS Y A TODOS

‘El intercambio’ es el último post de este año. Lo aprovecho para desearos a todas y a todos un próspero 2009.

A ver si a lo largo de los próximos 12 meses se cumplen todos vuestros deseos, que seguro que no son pocos. Personalmente, me conformo con tener salud, trabajo y tiempo para poder seguir haciendo las cosas que más me gustan: ver películas, leer libros y nadar. Os dejo la foto de esta cascada, hecha el otro día, como punto y seguido. ¡Hasta ya mismo!

*Y prometo que el primer post del año no será de cine.

Desaparecer para volver a empezar

Con ‘My blueberry nights’, Wong Kar-Wai ha aprobado con nota su debut cinematográfico en inglés. Después de regalarnos películas como ‘Happy Together’ (1997) o ‘In the mood for love’ (2000), el cineasta de Hong Kong ha rodado otra obra preciosa y preciosista, todavía sin dejarse impregnar demasiado por el cine comercial.

Estéticamente, la película es brillante. Es Intimista, hipnótica, llena de silencios, y de planos maravillosos, muchos a través de ventanas y cristales. Imágenes a cámara lenta y, sobre todo, una banda sonora excepcional. La escena final es tan fantástica que, por sí sola, vale la película entera. Wong Kar-Wai nos explica la historia de Elisabeth (Norah Jones), una chica que cruza los Estados Unidos para olvidar al hombre que le ha dejado y encontrarse a sí misma.

La cantante Norah Jones no hace un mal papel, pero creo que podría haberle dado un poco más profundidad al personaje. El resto, con Jude Law a la cabeza, están más que correctos. Jeremy es el responsable del bar al que la chica va a comer, cada noche, un pedazo de tarta de arándanos con helado. De aquí el título de la película. Aunque lo que busca Elisabeth es conversación.

Si tengo que elegir a un actor me quedo con David Strathairn ('Buenas noches y buena suerte', 2005), que da vida a Arnie, el policía borracho que no puede olvidar a su mujer. A Sue Lynne la interpreta magistralmente Rachel Weisz, toda sensualidad.

El otro papel destacado de la película es Leslie, una guapa y atrevida jugadora de póker. Le da vida Natalie Portman. La sigo desde 1994, cuando debuto al lado de Jean Reno en ‘León (El profesional’). Otra película muy recomendable.

ADICTO A STIEG LARSSON

Hoy he acabado 'La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina', el segundo libro de la trilogía 'Milenium', escrita por el sueco Stieg Larsson. He devorado sus 749 páginas en sólo diez días. Es igual o incluso mejor que 'Los hombres que no amaban a las mujeres'. En el 2009 aparecerá el libro definitivo: 'La reina del palacio de la corriente de aire'.

En 'La chica' volvemos a encontranos con el periodista Mikael Blomkvist y con Lisbeth Salander. Blomkvist tiene entre manos un reportaje apasionante sobre el tráfico y la prostitución de mujeres procedentes del Este. Lisbeth está en el Caribe estudiando matemáticas... ¡y los ordenadores de otros! Si hay que encontrarle algún 'problema' al libro (para mí no lo es) es que los últimos capítulos ya rozan la ciencia ficción. Enredos de 'familia' y espectáculo al ciento por ciento. ¡¡¡Quiero leer el tercero!!!

Besos y abrazos a todas y a todos.

La ola: Ha nacido un nuevo régimen

Tenía grandes esperanzas depositadas en ‘La ola’, la última apuesta de Dennis Gansel, basada en hechos reales. Y la verdad es que no me ha defraudado lo más mínimo. Para mí es una de las mejores películas del 2008. Queda claro que el cine alemán, que en los últimos años nos ha regalado grandes títulos, se mantiene en plena forma. Recomendable ciento por ciento.

El profesor Rainer Wenger tiene que impartir un seminario de una semana sobre autocracia. Para lograr que sea lo más real posible se propone hacer un experimento con su clase del instituto. Sus alumnos están convencidos de que algo como el nazismo no puede volver a repetirse. Alemania ya ha aprendido la lección. Y además, ellos, que no lo vivieron, no tienen porque sentirse culpables.

El profesor, a quien Jürgen Vogel interpreta magistralmente (contenido, sin excesos), instituye un régimen de extrema disciplina en su clase. Restringe las libertades de sus alumnos y les hace creer en la unidad por encima de los individualismos. Muchos de ellos, socialmente inadaptados, le siguen con los ojos cerrados desde el primer día, dejando aflorar sus instintos más básicos.

La película es real, provocadora y con un final extraordinario. ¿Se le escapará el experimento de las manos? Será mejor que lo descubrais rápido. La historia 'real' tuvo lugar en California, en el año 1967. 'La ola' lo ha trasladado a la Alemania actual.

FELICES FIESTAS A TODAS Y A TODOS

Ya tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina y hay que celebrarla de la mejor manera posible. Hay gente que preferiría ‘borrarla’ del calendario, pero es un fecha más. Y a los niños les encanta. Para algunos mayores tiene su punto de tristeza, pero hay que intentar afrontarla en positivo.

Gracias a todas y a todos los que pasais regularmente por aquí. Ha sido un placer que, por un motivo u otro, se hayan cruzado nuestros caminos. Besos y abrazos.

Días de distintos colores

Hay días en los que se ve todo negro. Convertirlos en blancos, en rosa o en cualquier color agradable no es nada fácil. Se necesita tiempo. La escala del negro al blanco es casi infinita. Hay que intentar 'aclarar' nuestra vida poquito a poco. Hay que saber pasar por días grises y por días marrones, conformarse con 'ganar' una tonalidad cada día. Nunca hay que perder la esperanza. La paleta, con pinturas de todos los colores, la tenemos nosotros. Y, como siempre, hay que intentar coger el pincel adecuado.

Buen fin de semana a todas y a todos.

*A día de hoy, el post no es autobiográfico, pero todos hemos pasado por malas rachas.

¡Gracias por la nueva cabecera del blog, amiga FIRE!

La Marató de TV3 resiste a la crisis

5'8 millones de euros. Sí, sí... ¡Cinco millones ochocientos mil euros! Esta es la recaudación que ha logrado 'La Marató' de TV3, la televisión autonómica catalana. Es prácticamente la misma que el año anterior; y eso que estamos en tiempos de crisis. ¡Para que luego se diga que los catalanes somos unos tacaños! La cifra todavía puede incrementarse porque pueden hacerse aportaciones hasta finales de enero, a través del Servicaixa o por internet.

Esta edición de 'La Marató' se ha dedicado a las enfermedades mentales graves. El dinero recogido entre los telespectadores servirá para investigar sobre las mismas. El programa, presentado por Raquel Sans y Lídia Heredia (compañera mía en 'Els Matins'), empezó a las diez de la mañana del domingo y acabó a la una de la madrugada. Por el plató número 1 de TV3 pasaron cantantes, actores, deportistas y periodistas, pero también enfermos y familiares, que aportaron sus experiencias personales.

934 LÍNEAS ABIERTAS Y UN MILLAR DE ACTOS PARALELOS

Ayer por la tarde estuve una hora y media atentiendo llamadas y la verdad es que el teléfono de donaciones no paró de sonar ni un momento. Había 934 líneas abiertas, con más de 2.700 voluntarios. La colaboración ciudadana fue total. En el tiempo que estuve yo, con ingresos que iban de los 15 a los 300 euros. Cada espectador daba lo que buenamente quería y podía. Todo sumaba.

Además, se hicieron un millar de actos paralelos, todos a beneficio de 'La Marató'. Al igual que el año pasado, yo participé en el partido de baloncesto que presentadores y exjugadores disputamos en Valls (Tarragona). Fue el sábado por la tarde. Destacó la presencia de los exjugadores de la Liga ACB Carles Ruf, Jordi Singla, Julián Ortiz, Manel Bosch y José Luis Galilea.

La recaudación del partido, que se sumó al ‘total’ de ‘La Marató’, fue de 12.500 euros, que no está nada mal. El pabellón estaba lleno hasta la bandera. Fue una experiencia inolvidable.

Buena semana a todas y a todos.

Arte + política = poder

Sabía que Adolf Hitler había escrito un libro, ‘Mein Kampf’, pero desconocía que su pasión por la pintura fuera tan grande. De ello nos hablan en ‘Max’, película dirigida por Menno Meyjes. Está disponible en DVD. El holandés, director de 'Manolete' (con Adrien Brody y Penélope Cruz), pendiente de estreno, también es el ‘padre’ del guión de ‘Indiana Jones y la última cruzada’ (1989).

Al joven Hitler lo interpreta Noah Taylor, a quien pudimos ver, por ejemplo, en ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ (2005). La acción se desarrola en el año 1919, después de la firma del Tratado de Versalles. El otro gran protagonista de la película es Max, un marchante de arte judío al que interpreta John Cusack ‘Alta fidelidad’ (2000).

El cabo Adolf Hitler está arruinado y malvive yendo de un lado para otro. No fuma, no bebe y está peleado con el mundo. No es un artista extraordinario, pero se defiende. Max es un pintor frustrado. Perdió un brazo en la guerra y tiene que conformarse con representar a otros. Cree que a los cuadros de Hitler les falta ‘alma’, pero le anima para que ponga lo mejor de él en cada lienzo.

Desconozco si la película se ajusta a la realidad o si se aprovecha de un hecho aislado para dar más solidez a la historia. Viéndola llego a la conclusión que si hubiera triunfado como pintor, Hitler quizás no se habría dedicado a la política. La historia habría sido diferente. En 'Max' vemos sus constantes dudas y como, poco a poco, sus mítines crecen en intensidad y número de seguidores. No es un título excepcional, pero es bastante interesante.

'Cada castell i totes les ombres'

Ya he terminado 'Cada castell i totes les ombres' (cada castillo y todas las sombras), del escritor Baltasar Porcel (Andratx, 1937). Nunca había leído nada de él y la verdad es que este libro (Premi Sant Joan Caixa Sabadell 2008) me ha gustado mucho. Me ha sorprendido gratamente.

La novela tiene dos 'actores' principales, Pelai Puig Alosa, un desconocido político con una vida gris que vive en las afueras de Barcelona; y Ginés Jordi Martigalà, un influyente hombre de negocios. Su padre, también con muchos contactos, estuvo a punto de ser ministro de Franco. Porcel coloca la acción, en Barcelona, después del gobierno que ahora dirige José Montilla. Ubach i Salat es el nombre del 'futuro' presidente que, entre otras cosas, tiene que hacer frente al derrumbe de unos edificios por las obras del metro. Un libro, que combina realidad y ficción, muy recomendable.

Buen fin de semana a todas y a todos.

Detalles de Palamós en un día de calma

Barcos vacíos después de un día de pesca… o de muchos. Es diciembre, pero brilla el sol. Mar tranquila. Y en una de las embarcaciones, anclada en el puerto pesquero, una gaviota, majestuosa y altiva, parece dominarlo todo. Es su minuto de gloria.

El campanario domina el puerto desde su excelente posición. Saca la ‘cabeza’ por encima de gruas durmiendo, de una amalgama de hierro de distintos colores. Todo inerte, esperando que la mano humana les devuelva la vida.

Redes que se secan con el sol. Redes que esperan ser cosidas para volver al mar. Redes con las que se sustenta la pesca, uno de los principales negocios del pueblo marinero de Palamós. Y a través de las redes, las barcas que esperan volver al mar.

Puerto pesquero y puerto deportivo. Pesca y diversión. Las dos caras de una misma moneda. El Monumento a la Mujer Trabaja-dora los fusiona visualmente. A través de su ‘cuerpo’ se vislumbran los yates anclados en el lujoso Port Marina.

Buena semana a todas y a todos.

'Appaloosa': Ed Harris se dirige otra vez

Ed Harris es uno de los grandes. Su carrera está plagada de éxitos. Es difícil elegir sus tres mejores interpretaciones, aunque yo me decantaría por el papel de realizador televisivo casi ‘celestial’ en ‘El show de Truman’ (1998), el de enfermo de sida en ‘Las horas’ (2002) y el de pintor contemporáneo en ‘Pollock’ (2000). Más recientemente Harris también brilló en ‘Copying Beethoven’, en la que da vida al genial compositor alemán. Muchos también le recordarán por su actuación en ‘La Roca’ (1996), junto a Sean Connery y Nicolas Cage.

En ‘Appaloosa’ Ed Harris se sale, igual que Viggo Mortensen y Jeremy Irons, un trío de actores de muchos quilates. En este western combinan a la perfección. Harris y Mortensen ya habrían trabajado juntos en ‘Una historia de violencia’, una de los mejores títulos del 2005. La que no acaba de encajar es Renée Zellweger; y eso que su personaje es uno de los ejes vertebradores del guión. "¿Es usted puta?", le pregunta Virgil Cole (Harris) cuando Allison llega a Appaloosa, el pueblo donde se desarrolla la acción. Es una de las mejores frases de la película.

‘Appaloosa’ es la segunda experiencia de Harris detrás de la cámara, después de ‘Pollock’, su ‘opera prima’. Merece la pena verla porque tiene mucha clase, pero no llega al nivel de ‘Sin perdón’ (1992), la oscarizada película de Clint Eastwood. He leído en algún sitio que lo mejor de esta cinta es su falta de pretensiones. No quiere ser más de lo que es. Estoy completamente de acuerdo. Aun y así, ‘Appaloosa’ se sustenta por sus interpretaciones masculinas. A nivel argumental no aporta demasiadas cosas nuevas, más allá de la lealtad entre dos hombres.

En 1882, Virgil Cole (Harris) y su ‘socio’ Everett Hitch (Mortensen) se traladan a Apalloosa para sustituir al anterior sheriff, asesinado a sangre fría por Randall Bragg (Jeremy Irons), que tiene el pueblo atemorizado. Los métodos de los recién llegados son tremendamente expeditivos. La llegada de una viuda, Allison French (Zellweger) puede cambiar sus vidas. Y es que el Oeste una mujer sola (en este caso me cuesta decir guapa) quizás puede conseguir lo que se proponga. Por cierto, en ‘Appaloosa’ también sale Ariadna Gil, en un papel muy secundario. En conjunto yo le pondría un 6 sobre 10.

Besos y abrazos a todas y a todos

Va de pelucas (a veces menos es más)

Supongo que sólo los calvos saben lo que representa no tener pelo. Hay gente que se lo rapa al cero, pero lo hacen porque quieren. No es lo mismo. ¿A qué viene esto? Pues a nada en concreto. O sí... Yo tengo pelo, al menos de momento. He lucido media melena (sí, sí, de verdad) y ahora lo llevo bastante cortito. Exigencias de mi ‘guión’ profesional. Todo esto para llegar a la pregunta que quería hacer en voz alta: ¿Por qué la gente se pone peluca? Nunca lo he acabado de entender. A mí me daría mucha vergüenza, sobretodo porque, habitualmente, se distinguen a kilómetros.

Medias pelucas, totales, artesanales, hechas a máquina, de pelo natural, tipo bisoñé... todas me parecen innecesarias, aunque hay que respetar a las personas que se han decantado por esta opción. Yo lo tengo claro: si llevara peluca me sentiría obsevado en todo momento. Me va lo natural, lo auténtico. Si algún día se me ven las ideas, ¡Más cara de inteligente!

Un calvo (con una mala peluca) le dice a un jorobado (y que nadie se lo tome mal):

-¿Qué llevas en la mochila?
-El peine de tu tupé, cerdícola!

Buena semana a todas y a todos